Evergreen Review: The Mexican Corrido or Ballad in
We have recently had the great fortune of meeting and becoming friends with legendary publisher of Grove Press and editor of the Evergreen Review, Barney Rosset and his wife Astrid. On our first dinner together at the restaurant he brought me a priceless gift: The No 7 issue of the Evergreen Review, entitled The Eye of Mexico. Many if not all of the articles are written by the most important Mexican authors such as Octavio Paz (whose book Labyrinth Of Solitude was published by Grove Press), Jose Luis Cuevas, Juan Rulfo, Elena Poniatowska, among others.
I don’t know who Lysander Kemp was but he knew a lot about Mexican music and his article Fly Away Little Dove is wonderful and beautifully explains the corrido which evidently descended from the Spanish romances but , in my time, when I was around 12, corridos told stories of battles won, the women who went to war with their soldier lovers, to cook and take care of them, such as La Valentina and La Adelita, or the philandering Juan Charrasqueado who got killed for fathering yet another child out of wedlock. Another relates the heroic story of the train conductor who lost his life but stopped the runaway train number 541. These days the corridos tend to be about drug dealers and people feel they are used to relay messages.
But Gaspar OrozcoRios, my fellow country man, a talented poet, film maker and now song writer has written a corrido for me that I am attaching. I’ll translate it as soon as I can but if there are any volunteers out there I’d welcome some suggestions.
EL CORRIDO DE ZARELA
Presten su atención amigos
a lo que van a escuchar
el corrido de Zarela
aquí les vengo a cantar.
Es Manhattan una mesa
con un destello en su centro:
un plato de Talavera
que lleva a México adentro
Es Manhattan una mesa
de variedad infinita,
pero entre tantas opciones
tengo yo a mi favorita.
En la segunda avenida
y calle cincuenta y uno
está un bello rinconcito
como en New York hay ninguno.
Ahí encuentras a Zarela,
una mujer verdadera.
Temeraria exploradora,
una maga, una hechicera.
Zarela es una gran dama,
Zarela es una pasión.
De los pies a la cabeza
ella es puro corazón.
Del desierto de Chihuahua
tiene el temple esta señora
y del Veracruz hermoso
la gracia cautivadora.
Es el toque de Zarela
un asunto misterioso:
cada ingrediente le cede
su secreto más sabroso.
Zarela pudo entreabrir
las puertas del paraíso
y de ahí robó el secreto
para el sazón de sus guisos.
Una advertencia se impone
para todo comensal:
si alguien prueba de Zarela
nunca la podrá olvidar.
La advertencia continúo,
al que me quiera atender,
si estos manjares tu tocas
habrás siempre de volver.
Zarela, cuando cocina,
no apunta hacia el paladar.
Alimento es para el alma
y el corazón alcanzar.
Ya me voy, ya me despido
si alguno me quiere buscar
me encontrarán con Zarela
brindando con un buen mezcal.
Vuela, vuela palomita
hasta el cielo más profundo,
que se sepa que Zarela
es la mejor de este mundo.
Aquí se acaban los versos
del corrido de Zarela
con un buen sabor de boca
y la vista en una estrella.
Nueva York, a 1 de junio de 2009.
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